Juan Bosh y Peña Gómez, dos ejemplos a seguir
A medida que pasa el tiempo y suceden los hechos, los pueblos van configurando su historia, en la que aparecen hombres y mujeres sembradores, constructores del bien común, también traidores de toda laya, especuladores enajenados, simuladores y malvados con ropaje de gente buena. Alegra saber, sin embargo, que también aparece una clase superior que remonta los cielos de la grandeza del alma humana, por su entrega y dedicación al bienestar del prójimo y un acendrado amor al lar nativo. Entre estos últimos hay dos ejemplos a imitar en la historia reciente de la República Dominicana. El primero, versado escritor, sociólogo, investigador y político ilustre, orgullo de la literatura filosófica del mundo de habla hispana.
El segundo, el más avanzado discípulo del eminente maestro, formado al calor de sus edificantes postulados, el que mejor absorbió la esencia de su pensamiento, cuyas enseñanzas trazan hoy el rumbo a seguir de las generaciones comprometidas con la búsqueda de la felicidad del pueblo dominicano, en el marco de la moral y la decencia, la dignidad y el decoro. Los Renovadores estamos compelidos a rescatar el orgullo y la alegría de ser dominicano. Que los nacionales forzados a emigrar a otros países del mundo, no se avergüencen de su origen. Por ello decimos, la patria va más allá de la ilusión que nos han vendido. La patria no puede seguir siendo un sufrimiento cotidiano para miles de compatriotas, donde su futuro se agota cada noche al acostarse con hambre, enfermos y sin esperanza. El país no puede seguir teniendo la marginalidad como modo de vida.
La desigualdad no puede seguir siendo el infierno en la tierra para la mayoría dominicana. Esa no es la patria soñada por Duarte y Luperón. Precisamente, fue esa preocupación lo que llevó al Dr. Peña Gómez a pregonar con firme convicción, que en esta media isla de nuestros amores y añoranzas, la consigna de todos debía ser "Primero la Gente". Y es que para construir una sociedad donde se pueda vivir con dignidad y desarrollarse como persona, hay que tener ojos para ver el sufrimiento del hermano, y hacer germinar la semilla del más puro Cristianismo. Sabemos que suman cientos de miles los hombres y mujeres que honran la memoria de esos dos líderes formidables, Juan Bosch y Peña Gómez. En ellos, sus principios e ideales alimentan la necesidad de retomar su lucha reivindicadora.
A todos les decimos que en el Partido Cívico Renovador tienen un instrumento de apoyo firme y coherente, con la voluntad política suficiente para desde el poder entronizar loscambios para el bienestar y el progreso de la gente, con la ayuda de Dios y la fuerza de la unión. Juan Bosch y Peña Gómez viven!
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